Cambios
en los Mercados de Trabajo
La
cultura del trabajo aparece con la primera industrialización, avalada por el
pensamiento liberal y la ética protestante; ha sido uno de los pilares de la
modernidad, ha conformado arquetipos e identidad -el trabajo legitima,
identifica, socializa- La cultura del trabajo está en la base de las grandes
ideologías -siglos XIX y XX- pero, en el último cuarto de siglo, con la
aparición de una nueva corriente neocapitalista o neoliberal, con poder para
orientar el desarrollo tecnológico e imponer un nuevo modelo
productivo-mercantil, se destruye el pacto social del Estado del Bienestar,
aparece la crisis de la sociedad salarial y con ella ciertas crisis de
identidad y estrategias de adaptación de individuos y grupos. Desde la
Geografía y la Sociología nos hemos aproximado a la manifestación de algunos de
estos cambios en el discurso, según grupos de edad, sexo y posición en el
mercado laboral.
La
actitud frente al trabajo puede definir épocas en la historia, como puede
llevarnos a observar procesos de cambios materiales y mentales asociados a esa
actitud porque, en definitiva el trabajo es una constante entre las necesidades
humanas, lo que ha cambiado en la historia es la forma en que se organiza y el
lugar que ocupa en la jerarquía de los valores sociales. No puede existir una
etapa de fin del trabajo, en cambio si puede apreciarse el fin de la cultura
del trabajo; la noción de trabajo y el valor que se le atribuye son una construcción
social típica de cada momento cultural y -como todo lo cultural o social- es
dinámica. En consecuencia, se redefine adaptándose tanto a los cambios sociales
en general como a las nuevas demandas de las relaciones de producción en
particular. Estas conclusiones proceden de un trabajo de investigación
realizado en una de las grandes empresas de concentración, ayer modelo de
producción taylorista y hoy reconvertida en modelo de empresa neoliberal. Aquí
se expone una síntesis del marco teórico, de la metodología y de las
conclusiones, así como los límites en los que debe circunscribirse las
aportaciones.
El trabajo, como una actividad circunscrita a
la esfera del mercado, es resultado del desarrollo del modelo capitalista, en
sus diferentes fases. Para algunos autores(2), son la ética protestante y el
utilitarismo liberal -siglos XVII y XVIII- quienes consiguieron colocar el
trabajo y la economía en el centro de la vida y de la sociedad y desde entonces
la moral productivista se ha desarrollado sin freno, condenando, erosionando y
destruyendo todo lo que obstaculizara el libre desarrollo de las fuerzas del
mercado. Para que este proceso triunfara se destruyeron previamente los lazos
comunitarios y los modos de subsistencia tradicionales de la sociedad
preindustrial, enfrentando a los individuos en una competición para conseguir
"un trabajo", es decir para conseguir aquello que en épocas
históricas anteriores tenían desde su nacimiento.
Partiendo
de una población campesina que emigró a los núcleos urbanos, a un entorno
hostil donde, para sobrevivir, debió asumir unas nuevas reglas de vida,
determinadas por el modo de producción capitalista, se crea la necesidad
perentoria de tener trabajo remunerado, deviene la asalarización o
proletarización campesina. La función del dinero como medio de intercambio
juega un papel estratégico para garantizar las nuevas relaciones de producción,
y la manera de crear el vínculo con el trabajo fue hacer depender a gran parte
de la población del salario(3). El trabajo remunerado se convierte así en un
valor social de ámbito superior, que comporta contenidos complejos tanto
materiales como simbólicos. El lugar que se ocupa en el trabajo -en las
relaciones de producción- define el lugar que una persona -y su familia- ocupa
en la sociedad, legitima al individuo o lo ilegitima (lo margina), lo dignifica
o lo humilla. El trabajo se convierte en la vía de promoción social -a
diferencia de la cultura aristocrática- o en nuevos límites cuasi estamentales:
polariza a la sociedad en clases. Se construyen identidades de clase a partir
de los arquetipos obrero y burgués, en oposición y –desde Marx- en relación
dialéctica.

La
globalización y el mundo del trabajo
En
el mundo del trabajo se ha visto enfrentado con los desafios presentados por
cuatro aspectos de la globalización:
1.
La globalización tecnologica y de informacion: Internet el facil acceso a la
computadora las telecomunicaciones.
2.
La globalización financiera: El volumen y la rapides de operaciones realizadas
en el mercado, no realizadas con priocesos productivos si no con la busqueda de
beneficio de corto plazo han reducido el poder de los estados individuales.
acciones de organización mundial de comercio y la discposicion de los paises a reducir las barreras comerciales.
4.
La globalización de las coorporaciones: Las coorporaciones o empresas
transnacionales ya no parecen pertenecer a un Estado Nacional su poder
económico y financiero supera el de los países pobres y sus objetivos y forma
de operar difieren sustancialmente de los de las emprezas que solo operan
dentro de las fronteras de un país.
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