viernes, 16 de octubre de 2015

Los nuevos mercados laborales de la información

Cambios en los Mercados de Trabajo

La cultura del trabajo aparece con la primera industrialización, avalada por el pensamiento liberal y la ética protestante; ha sido uno de los pilares de la modernidad, ha conformado arquetipos e identidad -el trabajo legitima, identifica, socializa- La cultura del trabajo está en la base de las grandes ideologías -siglos XIX y XX- pero, en el último cuarto de siglo, con la aparición de una nueva corriente neocapitalista o neoliberal, con poder para orientar el desarrollo tecnológico e imponer un nuevo modelo productivo-mercantil, se destruye el pacto social del Estado del Bienestar, aparece la crisis de la sociedad salarial y con ella ciertas crisis de identidad y estrategias de adaptación de individuos y grupos. Desde la Geografía y la Sociología nos hemos aproximado a la manifestación de algunos de estos cambios en el discurso, según grupos de edad, sexo y posición en el mercado laboral.

La actitud frente al trabajo puede definir épocas en la historia, como puede llevarnos a observar procesos de cambios materiales y mentales asociados a esa actitud porque, en definitiva el trabajo es una constante entre las necesidades humanas, lo que ha cambiado en la historia es la forma en que se organiza y el lugar que ocupa en la jerarquía de los valores sociales. No puede existir una etapa de fin del trabajo, en cambio si puede apreciarse el fin de la cultura del trabajo; la noción de trabajo y el valor que se le atribuye son una construcción social típica de cada momento cultural y -como todo lo cultural o social- es dinámica. En consecuencia, se redefine adaptándose tanto a los cambios sociales en general como a las nuevas demandas de las relaciones de producción en particular. Estas conclusiones proceden de un trabajo de investigación realizado en una de las grandes empresas de concentración, ayer modelo de producción taylorista y hoy reconvertida en modelo de empresa neoliberal. Aquí se expone una síntesis del marco teórico, de la metodología y de las conclusiones, así como los límites en los que debe circunscribirse las aportaciones.


El trabajo, como una actividad circunscrita a la esfera del mercado, es resultado del desarrollo del modelo capitalista, en sus diferentes fases. Para algunos autores(2), son la ética protestante y el utilitarismo liberal -siglos XVII y XVIII- quienes consiguieron colocar el trabajo y la economía en el centro de la vida y de la sociedad y desde entonces la moral productivista se ha desarrollado sin freno, condenando, erosionando y destruyendo todo lo que obstaculizara el libre desarrollo de las fuerzas del mercado. Para que este proceso triunfara se destruyeron previamente los lazos comunitarios y los modos de subsistencia tradicionales de la sociedad preindustrial, enfrentando a los individuos en una competición para conseguir "un trabajo", es decir para conseguir aquello que en épocas históricas anteriores tenían desde su nacimiento.

Partiendo de una población campesina que emigró a los núcleos urbanos, a un entorno hostil donde, para sobrevivir, debió asumir unas nuevas reglas de vida, determinadas por el modo de producción capitalista, se crea la necesidad perentoria de tener trabajo remunerado, deviene la asalarización o proletarización campesina. La función del dinero como medio de intercambio juega un papel estratégico para garantizar las nuevas relaciones de producción, y la manera de crear el vínculo con el trabajo fue hacer depender a gran parte de la población del salario(3). El trabajo remunerado se convierte así en un valor social de ámbito superior, que comporta contenidos complejos tanto materiales como simbólicos. El lugar que se ocupa en el trabajo -en las relaciones de producción- define el lugar que una persona -y su familia- ocupa en la sociedad, legitima al individuo o lo ilegitima (lo margina), lo dignifica o lo humilla. El trabajo se convierte en la vía de promoción social -a diferencia de la cultura aristocrática- o en nuevos límites cuasi estamentales: polariza a la sociedad en clases. Se construyen identidades de clase a partir de los arquetipos obrero y burgués, en oposición y –desde Marx- en relación dialéctica.

Si aceptamos que Internet, efectivamente, representa la columna vertebral de la “sociedad de la información y el conocimiento, la asignatura pendiente es procurar la efectiva masificación del “medio inteligente”, con el propósito de que amplias capas de la sociedad disfruten de los beneficios que supone la “sociedad de la información”. Hoy los beneficios que implica la llamada “sociedad de la información y el conocimiento” representan el privilegio de una selecta minoría. Además, debemos tener presente que a partir del 11 de septiembre de 2001, el gobierno de los Estados Unidos fincó su economía en los negocios de la guerra y el petróleo. Desde entonces, el tránsito a la “sociedad de la información” quedó en suspenso.

La globalización y el mundo del trabajo

En el mundo del trabajo se ha visto enfrentado con los desafios presentados por cuatro aspectos de la globalización:

1. La globalización tecnologica y de informacion: Internet el facil acceso a la computadora las telecomunicaciones.

2. La globalización financiera: El volumen y la rapides de operaciones realizadas en el mercado, no realizadas con priocesos productivos si no con la busqueda de beneficio de corto plazo han reducido el poder de los estados individuales.

3. La glabalización del comercio: La creacion del area de libre comercio, las


acciones de organización mundial de comercio y la discposicion de los paises a reducir las barreras comerciales.


4. La globalización de las coorporaciones: Las coorporaciones o empresas transnacionales ya no parecen pertenecer a un Estado Nacional su poder económico y financiero supera el de los países pobres y sus objetivos y forma de operar difieren sustancialmente de los de las emprezas que solo operan dentro de las fronteras de un país.


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